Huellas N° 15

Abstract

El historiador Theodore Nichols, siendo profesor asistente de Historia en la Universidad de Yale durante los años de 1953 a 1954, escribió: “Barranquilla es el puerto más importante de la costa norte de América del Sur”. Frase tan perentoria es el exordio de su conocido estudio titulado “El surgimiento de Barranquilla”, en el cual el profesor Nichols analiza los factores que contribuyeron a hace. de Barranquilla el puerto marítimo y fluvial más Importante de la Costa Atlántica a fines del siglo XIX y, por ende, la importancia estratégica que, desde el punto de vista de la economía, tuvo en ese momento Barranquilla. En el estudio del profesor Nichols se pueden seguir las peripecias del surgimiento de la Puerta de Oro embocada a la lucha por el predominio de la navegación por el mar y por el río Magdalena, que ha sido su inmemorial compañero de destino. Muy otras son las circunstancias por las que atraviesa la ciudad en los últimos años. Dificultades serias se presentan en la navegabilidad del río, produciéndose graves perturbaciones en el movimiento de los barcos que vienen y salen por el mar, y a más sus problemas de servicios públicos en cualquiera de los órdenes que se examinen son ya un trago amargo que a diario tenemos que repetir esperando contra viento y marea que la situación cambie antes de que lleguemos a la total postración de la economía local. Ese término temible, ese final de tragedia nadie lo imagina porque sería admitir que la decadencia viene irremediablemente contra nuestras voluntades. En cierta forma, seguimos creyendo con la historia que los pueblos se estancan, y hasta se convierten en sombras, cuando sus gentes se dejan llevar por un destino que se acepta como irreversible. Pero, otro es el rumbo que toma una colectividad cuando se tiene la convicción de que el futuro se construye en el presente y que él no es más que el resultado de un proyecto que se encara con responsabilidad y con inteligencia desde ahora. No somos herederos de la fatalidad ni tampoco hijos de la resignación. La Universidad tiene un papel definitivo en la construcción del porvenir de la civilización. Ella es una conciencia despierta sobre el acontecer y su misión la compromete con el destino de la sociedad. Por ello mismo, no cejaremos en el empeño de formar a nuestra juventud mucho más consciente de su momento histórico, con pleno conocimiento de los factores que intervienen a favor o en contra del progreso humano de la ciudad, tomada esta última en su concepto más amplio, el que la sitúa en las coordenadas de un proyecto político.