Huellas N° 21
Autor
Universidad del Norte
Descripción
3. Editorial -- 5. Antecedentes históricos de la Banca Central en Colombia: el patrón metálico, 1821.1880 / Adolfo Meisel Roca -- 19. Todas las naciones del mundo son hombres / Rodolfo Ramón De Roux L -- 25. Los años de libertad / Jesús Ferro Bayona -- 32. La filosofía política en la Sorbona, Paris I / Numas Armando Gil Olivera -- 39. James Joyce: el juego de las palabras / Richard Wood -- 47. Los límites de la imaginación liberal / Jean Franco -- 53. Salsa: funciones latentes de la esclavitud y el racismo / Vernon W. Boggs -- 59. Poemas De "Cierre" / Alfredo Marcos -- 63. La docencia universitaria / Jesús Ferro Bayona -- 69. Reseñas bibliográficas -- 73. Noticia de Antonio de la Torre miranda para el Virrey sobre fundaciones verificadas en la provincia de Cartagena.
Resumen
La frase de Marcel Proust, "Ya no sabemos leer", aparece tan perentoria en sus propios escritos que tiene el aire de un caso cerrado.
El hábito de la lectura, cultivado desde mucho antes de que se inventara la imprenta en el Renacimiento, proviene. de muy antiguo. Basta evocar el incendio de la biblioteca de Alejandría, la más célebre biblioteca de la antigüedad, fundada por To-lomeo Soter, que llegó a tener 700.000 volúmenes, cifra extraordinaria para la época, ya que en el año 48 A. de C. fue incendiada, volviendo a ser destruida en 391 D. de C., pese a una cuidadosa reconstrucción que tuvo.
Las fundaciones de bibliotecas tan antiguas y otras muy ricas en libros, documentos, cartografías y papiros que eran, en gran parte, propiedad de los monasterios en el Medioevo, siguen siendo un legado venerable para la humanidad que atraviesa por una época crítica, no tan de reciente origen, si nos atenemos a la frase del escritor francés, "Ya no sabemos leer".
Posiblemente, Proust se refería a algo más que a ese fenómeno de nuestro tiempo que es el desprecio inconsciente de los libros. En el fondo es una crítica a la pérdida de lo que Walter Benjamín recomendaba al comentar la frase de Proust: "No leer de corrido, tal como se habla, sino interrumpirse, tropezar; como los viejos de ojos fatigados, inclinados sobre el texto, leyendo también con los dedos, a pequeños tragos, empecinados, sin embargo, deteniéndose siempre, y volviendo a seguir".
Las recomendaciones de Benjamín difícilmente aguantan la prueba de fuego que es el estilo de vida contemporánea, que se caracteriza por la prisa, por la falta de tiempo para lo esencial, por el ansia, convertida en angustia, de cumplir con ciertas metas en cada orden de la producción social y económica. No debe ser ese estilo, no obstante, un "parámetro" indiscutido e indiscutible. Mucho menos en el ámbito de la Universidad, en donde hemos venido viendo un proceso de deterioro de la lectura en el mismo sentido en que comenta Benjamín la frase de Proust: Los estudiantes, siempre contra el tiempo, no tienen plena conciencia de lo que leen y más parecen estar "quemando" libros cuando los devoran para dar una síntesis, ilustrar un comentario o incluso para transcribir lo que leen en sus trabajos de clase escogiendo párrafos que llegan a contradecir lo que están afirmando en ellos, porque no han tenido el tiempo de razonar ni de pensar lo suficiente para saber a ciencia cierta qué es lo que están investigando.
Ello es aplicable tanto a los estudiantes de Ciencias Sociales y Humanas como a los de Tecnologías. En ambos, y en otros campos, es preciso mucho tiempo de lectura para comprender a cabalidad la evolución y el sentido de la ciencia que ha dado origen al mundo técnico en que estamos y sin cuya comprensión nos quedaremos desamparados, víctimas de las máquinas y de los métodos que son instrumentos, pero nunca fin en sí mismos, en lo que respecta a la cuestión más importante de la educación: la formación, que no la simple información, del razonamiento y la maduración en la libertad.
Traemos a cuento estas reflexiones porque estamos en el deber de advertir, a quienes forman y a quienes se forman, que los peligros del mundo moderno no están en el progreso técnico sino en la manera como lo tomamos y vivimos. Tenemos que aprender a vivir del progreso y no para el progreso.
La tarea que debe cumplir una revista universitaria como HUELLAS es la de ser instrumento para que tanto el profesor como el estudiante tengan la ocasión de salirse de la rutina y de la marcha contra reloj, a fin de pensar la propia realidad con la lectura de escritos de diversa índole que son una invitación a ampliar los conocimientos, a asimilar otras experiencias y a rumiar las reflexiones imprescindibles para una vida más plena.
En este número 21 de la revista HUELLAS, publicamos un estudio sobre "Los antecedentes de la Banca Central en Colombia", que no dudamos será del interés de los estudiosos. Asimismo, publicamos artículos originales sobre la filosofía política en la universidad de París, reflexiones sobre el descubrimiento de América, un trabajo sobre el escritor James Joyce del profesor visitante de nuestra universidad, Richard Wood, una crónica sobre la filosofía en Francia, un ensayo sobre los límites de la imaginación liberal como homenaje a los 20 años de la publicación de "Cien años de soledad" y otros artículos. La diversidad de temas es una buena ocasión para leer y pensar más a fondo sobre los diferentes aspectos en que se desarrolla la vida social e individual y, por lo mismo, una oportunidad para darle tiempo a la cultura esencial del hombre.
Colecciones a las que pertenece
- Revista Huellas [84]